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El programa del concierto -que ya se había tocado dos días antes en el Auditorio MAR de Vigo, dentro del abono que la OSG tiene en la ciudad- estaba compuesto por las dos suites de El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla (1876 - 1946) en la primera parte y la Sinfonía nº 5 en re menor, op. 47 de Dmitri Shostakóvich (1906 - 1975) en la segunda.
Que Litton y la Sinfónica se entienden a la perfección se comprobó en el último concierto dirigido por Litton al conjunto gallego, igual que en tantos anteriores. En el del sábado se pudo escuchar –por quien sepa hacerlo, eso sí- desde los primeros compases de la Introducción de la primera suite. El piano de Ludmila Orlova marcó el carácter desde su registro grave y El sombrero tuvo la copa de un tempo idóneo y el ala de la riquísima paleta tímbrica de la música de Falla. El aplauso extemporáneo de parte del público al final de esta pieza y otras no fue óbice para una excelente versión en la que todas las secciones y solistas de la orquesta gallega mostraron su enorme calidad y Litton su fuerza interpretativa. Solo se echó en falta una mayor claridad de las múltiples líneas melódicas contenidas en la Jota final.
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